CONDUCTA
ALIMENTARIA
Vínculo de Amor
y Seducción.
El vínculo con la
comida es para el humano una corriente nutricional amorosa donde el amor y la seducción permiten
concretar la subsistencia. Es sabido que ningún humano sobrevive si no lo alimentan con amor, que es el que
sostiene el vínculo.
Este vínculo de amor y nutrición son, a mí entender, las dos caras de una
amorosa conducta alimentaria.
Mi propuesta es amigarse con ese alimento que me seduce aprendiendo a distinguir
cuándo el acto de comer me esclaviza anulando mi placer, al que podemos llamar
“mal habito”, del “buen habito” donde comer nos vitaliza física y mentalmente.
Se dice que somos lo que comemos, esto nos lleva a pensar
cómo los distintos grupos humanos han construido su conducta alimentaria.
La
geografía, clase social, cultura, nivel económico, educacional, quizá nos permitan seguir el proceso de
construcción de las diferentes maneras de comer, algunas que nutren, otras que enferman.
Para entender como el hábito se convierte en enfermedad tenemos que remitirnos
a aquellos tiempos en que el ser humano “comía para vivir” y que con el paso de los años ésto fue cambiando
al “vivir para comer” actual, donde la publicidad nos propone lo inmediato.
¿Cómo sanar el vínculo
cuando este “vivir para
comer” enferma? La respuesta, entiendo, es promoviendo toda la capacidad de
salud que tenemos, haciéndonos cargo de
nuestras elecciones, revisando el vínculo con la comida, aprendiendo.
Si tenemos en
cuenta que es un vínculo para toda la vida, los métodos de éxito “ya” sin el
largo plazo incluido terminan en el desencanto, tratamientos engañosos que no
solo estafan económicamente, sino que van
en contra la salud y culpabilizan usando herramientas psicológicas que
hacen responsable a quien no logra alcanzar ese éxito que se les vendió.
La propuesta de
la comida natural, las opciones de cocción saludables o algunos tratamientos bien intencionados son
poco articulados debido a la falta de encuentro
entre estos saberes.
Nada es serio si
no se hace a largo plazo y con continuidad y si el que enseña no esta
aprendiendo algo en ese camino.
Desde lo social como red se predetermina el juego donde
el humano adulto decide su conducta en forma activa para poder sobrevivir y alimentar a sus descendientes.
El desafío es
enriquecer con los saberes de la comunidad “ese vinculo alimentario que seduce”
haciendo que se trasparente en base a responsabilidad y cuidados mutuos.
Las urgencias existen
pero el creer que todo esta establecido, hace que se bajen los brazos, cuando en
realidad el cambio comienza con cada nuevo hábito saludable que nos propongamos
en cada casa, en cada escuela, en cada consultorio,
en cada institución y con el uso del sentido común construido a partir de los
saberes comunitarios compartidos, como guía.
Claudia Marcela Florido